¿Qué hago yo con el Bomb Jack?

Hay veces que jugar a tantas plataformas distintas y de diferentes épocas te provoca una serie de síndromes extraños y pensamientos sólo atribuibles a una cierta esquizofrenia. Es como si en tu cabeza convivieran varios tipos de jugadores: unos que aborrecen los FPS actuales, por anodinos; otros que reivindican las 16 bits y odian lo demás; otros amantes de los píxeles gordos como garbanzos; y otros que disfrutan con los juegos más modernos sólo por el hecho de tener unos gráficos soberbios.

Me he sorprendido múltiples veces absorbido por excelentes juegos actuales como Skyrim o Batman: Arkham Asylum babeando al contemplar sus paisajes o sus tétricos escenarios. Combo tras combo, bajo resoluciones con un número de píxeles astronómico y todo tipo de filtros de postprocesado, los Mario de NES quedaban soterrados en algún lugar de mi cerebro pugnando por salir. De pronto, el Bomb Jack aparecía tras el hipotálamo reclamándome atención. “JMV, si a ti te gustaban los píxeles gordos, ¿qué haces ahí?” Y en ese momento, disfrutando como un loco, te plantas y dices: con los juegos cojonudos que hacen ahora, ¿por qué pierdo el tiempo con lo retro?

¿Por qué “gasto” mi Wii con juegos de Gamecube si tengo una Gamecube? ¿Por qué desperdiciar la vida de mi 3DS con un emulador de ZX Spectrum, si TENGO siete Spectrums? ¿Qué sentido tiene disfrutar con efecto retroactivo de juegos pasados y perderme lo que ahora sucede? Porque no hay tiempo, porque me quedarán muchas cosas por jugar, porque en veinte años no podré hablar del “retro” de 2012 porque no habré probado casi nada si sólo me centro en reliquias viejunas que horripilan hasta a los críos de guardería.

Autotraiciones. Bajo los juegos de 16 bits, tan glorificados, había equipos muy pequeños de desarrollo, apenas una decena de personas a lo sumo, y ahora al mismo precio nos ofrecen unos grandiosos Triple AAA (que en breve con la crisis quebrarán y jamás volverán a existir) con 300 tíos explotados hasta la médula y trabajando varios años. Tengo a la industria a mi merced… y yo usando mi PSP para jugar al Activision Anthology.

Los juegos de PS3 me miran tristes desde la estantería cuando conecto uno de esos viejos cacharros, y me recuerdan que es un crimen no disfrutar de la orgía de combos de Bayonetta o la ensalada de tiros de Vanquish. Dejándome seducir por ellos, vuelvo a preguntarme qué veo en una aventura conversacional o en el MS DOS para no rentabilizar mi puñetera HD6980 de ASUS. Tecnología moderna para explotarla cuando haya pasado de moda…

Pero se me pasa. Son estados de enajenación transitoria. Luego vuelvo a trastear con la GP2X WIZ o con la DINGOO y me digo a mí mismo que soy afortunado por poder degustar todas las épocas, por poder tocar todos los palos, aunque sea tan escaso el tiempo disponible. Y de reojo veo a mis hijos pequeños que deben estar frotándose las manos de la herencia que van a recibir de su papi, todo un mundo lúdico de perversión y de viejos cacharros. Menos mal que ahí está su madre para hacer de contrapoder.

4 comentarios en «¿Qué hago yo con el Bomb Jack?»

  1. Totalmente identificado con lo escrito mas arriba, tengo un pc con dos graficas poderosas en sli, y lo mas potente, aparte del crysis, ha sido el mame, tengo x360 y ps3, y lo mas moderno que he jugado con estas maquinas ha sido el gears 2 y el gt5, me he pasado el ultimo año jugando a snes, mega drive, n64 y psx, cada vez me interesan menos las consolas actuales, y la verdad es que tengo una constante sensacion de estar perdiendome grandes juegos, aunque tambien pienso que ya jugare cuando estas consolas sean clasicas

  2. En mi caso, no dispongo de un PC potente, es más tiene casi 6 años, le amplié la RAM pero teniendo la PS3, XBox 360 y Wii entre otras,… prefiero lo retro, de eso estoy seguro 😀
    Yo hoy jugando al Donkey Kong Land 2 para Game Boy… ojalá pudiesen enganchar los juegos de hoy como lo hicieron en su época las de 8, 16 y 32bits. Y si a esto, le añadimos el Mame… ¡No veas que vicios! 👿
    Ahora me he comprado un Commodore 64… ¡Viva Erbe, Dinamic, Ocean, Topo, etc, etc, etc.! 👿

  3. A medida que pasa el tiempo me resulta más complicado engancharme a un juego de igual manera que como los que programaban antaño. Actualmente son más superficiales. Se centran en los motores gráficos, los disparos, la espectacularidad de movimientos… pero entonces llegó el. Un juego que ha pesar de su enfermiza dificultad (que al fin y al cabo puede que esa sea una de sus virtudes) es terriblemente adictivo. Con un desarrollo genial y una ambientación estupenda. Con tantas posibilidades y tantas cosas que probar y descubrir que a pesar de morir una y otra vez te hace volver a intentarlo sin descanso. Y si a eso le acompaña una buena jugabilidad, como es el caso, aún con más razón.

    Un defecto de un juego es una excesiva dificultad, ya que debe ser divertido y no frustrante. Eso se aplica si el juego es malo, normalito o simplemente un buen juego sin más. Pero si un juego es muy bueno, genial, una obra de arte que tiene muchas posibilidades en su desarrollo, ese defecto se llega a tapar en gran parte, llegando incluso por momentos contradictoriamente a ser una virtud.

    Ese juego al que me refiero es el Demon’s Souls. Juego que ha conseguido que en un estado de enajenación haya llegado a soltar innumerables improperios a la pantalla de mi televisor, pero que a la vez me ha hecho sentir sensaciones que había llegado a olvidar. Sensaciones como la que después de haber intentado pasar una etapa y haber muerto contra ese jefe de final de nivel decenas de veces, sabiendo que si muero tengo que volver a repetir todo el recorrido enteramente, y que en una ocasión lo tenga casi muerto… me recorren unos nervios interiores, los cuales se expresan en un pensamiento que reza; «ahora no me mates por favor, que casi te tengo»… Y que en ese mismo momento que le doy el último golpe y cae, llegar a sentir unos pálpitos en el pecho de desahogo y alegría. O esa otra sensación en la que al descubrir una camino nuevo, oculto. Sitio por el que he pasado mil veces y no había localizado, lo investigo con atención y gran curiosidad, como si hubiera descubierto un baúl lleno de dinero en el mundo real y nadie supiera de su existencia.

    Solo llevo unas pocas horas de juego ya que cuesta mucho avanzar. Lo comencé la semana pasada y no puedo despegarme. Desde que tengo un hueco durante el día aprovecho para meterme 1, 2 ó las horas que me permite ese tiempo libre.

    Eso me ocurría con muchos juegos de antes. Ahora lo he vuelto a revivir con este título. No sé si es porque los juegos de ahora son más superficiales y comerciales, o es que yo me he vuelto más exigente por mis muchos años de jugón.

    Lo cierto, JMV, es que hay que jugar de todo y no encerrarse ni en una época, ni en un género ni en una plataforma. Lo ideal es ir dando saltitos generacionales. Un mes juegas a Donkey Kong Land y al terminarlo saltas a un Lost Planet. De esa manera siempre estarás informado y disfrutarás de los grandes juegos que van saliendo, a la vez que revives o gozas por vez primera de esos clásicos de antaño.

    Un saludo a todos.

  4. Quisiera corregir un fallo ortográfico que cometí en la siguiente frase:

    Un juego que «ha» pesar de su enfermiza dificultad…

    la frase correcta sería:

    Un juego que «a» pesar de su enfermiza dificultad…

    la «a» se escribe sin «hache».

    Tenía que corregirlo. Me choca la vista con las faltas de ortografía.

    Un saludo.

    😀

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